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M�S O MENOS LO QUE ESPERABA A MI VUELTA

Cuando uno vuelve de las vacaciones, está como aturdido, con pocas ganas de volver al trabajo y deseando que llegue el día en que el calendario se vuelva rojo de nuevo. Hay que coger de nuevo los hábitos, y en eso estamos.

Nueva York no está, digamos, a la vuelta de la esquina, y ahí es donde he estado unos días desconectado de todo, en la gran manzana, con sus rascacielos y su impresionante y escalofriante zona cero. Allí, no he estado pendiente de nada de lo que pasaba en España, pero eso sí, puntualmente me llegaba al móvil, la información con el resultado de la UD. Puertollano.

Las noticias eran buenísimas, 3-1 al Écija, y tres días más tarde 4-0 al Lucena. Además el equipo jugaba bien y Tariq estaba en estado de gracia, más o menos como lo dejé antes de irme.

¿Qué me encontraré a mi vuelta? ¿Será esto suerte? ¿Me estarán engañando y exageran en los comentarios que me llegan al móvil? Sólo al volver y presenciar el partido ante el Antequera, me sacaría de dudas.

Lo primero que me he encontrado, que no esperaba ni mucho menos, era la complicación que los medios de comunicación hemos tenido para acceder al terreno de juego. Un candado cerraba la puerta por donde habitualmente entramos y salimos desde la grada al césped y viceversa. Medidas de seguridad, parece, pero si es verdad que nuestra labor se hace cada día más complicada. Nos han asegurado que se buscará una solución al tema, y estoy seguro de ello, porque aquí habitualmente no se suelen hacer las cosas tan mal.

En el plano deportivo esperaba encontrarme con un equipo que dominara y aplastara al rival, más o menos como me contaron que pasó el día del Lucena. Sabía que repetir eso cada día era difícil, y efectivamente no se ha repetido. El Antequera se plantó muy bien y no dejaba llegar con demasiada claridad a Tariq y compañía.

Esperaba unas gradas llenas, aunque me contaran que el dia de las peñas la caldereta de 2500 raciones se la tuvieron que repartir entre 200. ¡es que luego decimos y hablamos de afición!, pero aquí no voy a entrar hoy, lo que si he visto ha sido a más de un perro callejero más gordo de lo habitual… será por la caldereta que sobró.

Esperaba que la afición, con la buena marcha del equipo, se dejara la garganta animando a los suyos. Nada. Eso sigue igual. Algún que otro tambor suelto, y algún que otro grito desangelado perdido en el aire. Empate a cero en el marcador y había más ruido en la misa Gospel que vi en Harlem que en el Sánchez Menor. Eso sí, si hay una ocasión o se marca un golito, la cosa cambia. ¡Faltaría más!

Esperaba ver a Encinas, que antes de irme parecía que lo habían cambiado y efectivamente así ha sido. Se le ve luchador, ataca, defiende, asiste y remata.

Esperaba ver la bandera del Puerto, ondeando en los primeros puestos según miras a Preferencia. Allí estaba, en la cuarta posición, en zona de play off, y allí se quedaba al término del partido, aunque tendrán que subirla un peldaño. El equipo ya está tercero ¡¡ a dos puntos del Cádiz!!, Los 46 están más cerca cada semana. Y es que el equipo siempre suma, a excepción del día del Granada, que no se porqué, pero intuía que Candela se saldría ese día. ¡si llego a estar allí te doy un palo!

Y por último esperaba ver al killer. Ese jugador que como titulamos en nuestra portada, y salvando las distancias, todos los niños quieren ser de mayor. El que marca los goles, el que se lleva los aplausos (aunque desde aquí yo se los doy a toda la plantilla), al que alumbran los flashes de las cámaras y enfocan las televisiones.

Casi me lo pierdo, porque una ocasión clarísima al limbo en la primera mitad y un penalti errado en la segunda, me han hecho pensar en coger de nuevo un avión de vuelta a América. Pero está en estado de gracia, y a la tercera fue la vencida. Al final, cuando más gusta, cuando más se celebra, Tariq con su gol, dejaba en casa los tres puntos y sumaba su noveno gol en la lucha por el pichichi. ¡¡¡ 9 goles, madre mía!!!

En fin más o menos lo que esperaba a mi vuelta, además he visto que en mi ausencia, el trabajo ha salido, más o menos, como si yo lo hubiera hecho. ¡Gracias Vitor!